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7
oct
2016

Jubileo Mariano

07 octubre 2016 - 09 octubre 2016 (Save to calendar)

Plaza de San Pedro

VIERNES, 7 DE OCTUBRE

 

18:00 h.              Misa solemne en la Basílica de Santa María La Mayor

 

19:00 h.              Rezo del Santo Rosario en la Plaza de San Pedro seguido de la Súplica a la Reina del Santo Rosario de Pompeya

 

De 20.00 a 24.00 h.                     Noche de Adoración Eucarística y de Reconciliación

                                                         Las Iglesias Jubilares permanecen abiertas para las confesiones

                                                         - Santa Maria in Valicella (Chiesa Nuova)

                                                         - San Salvatore in Lauro

 

 

SÁBADO, 8 DE OCTUBRE

 

De 7.00 a 12.00 h.  Peregrinación hacia la Puerta Santa de las cuatro Basílicas

En las Iglesia Jubilar de Santo Spirito in Sassia continúan la Adoración Eucarística y las confesiones

 

14.00 h.                  Ingreso en la Plaza de San Pedro 

 

15.00 h.                  Momento de animación con oraciones y cantos marianos

                              Procesión de las Delegaciones Marianas de las Congregaciones Nacionales y de los Santuarios

 

17.30 h.                Vigilia en la Plaza de San Pedro con la presencia del Papa Francisco

 

 

DOMINGO, 9 DE OCTUBRE

 

10.30 h.              Santa Misa presidida por el Santo Padre en la Plaza de San Pedro

 

 

Viernes, 7 de octubre

 

Los grupos de peregrinos o participantes individuales podrán escoger entre las siguientes actividades previstas para la tarde del Viernes 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario:

-         Eucaristía solemne en honor de la Virgen María en la Basílica de Santa María La Mayor, a las 18:00 h. Los peregrinos podrán atravesar también la Puerta Santa de la Basílica. El billete será necesario únicamente para los sacerdotes que desean concelebrar. Se recomienda llegar con tiempo suficiente para pasar los controles de seguridad. Hay que tener en cuenta que la Basílica tiene puestos limitados, incluso para los sacerdotes concelebrantes.

-         Rezo del Santo Rosario. Durante el Jubileo de la Misericordia, todos los días, en la Plaza de San Pedro, se recita el Santo Rosario. El viernes 7 de octubre, tratándose del Jubileo Mariano y del día de la Virgen del Rosario, esta oración se llevará a cabo con carácter excepcional a las 19:00 h. La animación será a cargo de la Pontificia Delegación para el Santuario de la Virgen del Santo Rosario de Pompeya, que vendrá a Roma trayendo la imagen de esta Virgen, tan querida por el pueblo italiano. Después del Santo Rosario tendrá lugar la tradicional Súplica a la Virgen de Pompeya. La entrada en la Plaza será libre y no será necesario el billete de entrada.

-         De 20:00 a 24:00 h., se invita a los peregrinos a dirigirse a una de las tres iglesias jubilares para el Año Santo indicadas por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, donde tendrán la posibilidad de celebrar el Sacramento de la Reconciliación y dedicar un tiempo para la Adoración eucarística. En cada iglesia se garantizará la presencia de confesores en diferentes idiomas, dispuestos a acoger a los peregrinos. Cada grupo o participante individual podrá organizarse libremente esta “noche de reconciliación”. Las Iglesias jubilares son:

Iglesia de Santa María en Vallicella (Piazza della Chiesa Nuova)

Iglesia de San Salvador en Lauro (Piazza di San Salvatore in Lauro, 15)

 

Sábado, 8 de octubre

 

Por la mañana del sábado, 8 de octubre, los grupos de peregrinos o participantes individuales se organizarán libremente para realizar la peregrinación a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, o bien de las otras Basílicas mayores. En la Iglesia Jubilar de Santo Spirito in Sassia (Via dei penitenzieri 12), continuará la celebración del sacramento de la Reconciliación y la Adoración Eucarística.

Por la tarde, todos los participantes están invitados a encontrarse en la Plaza de San Pedro para vivir un momento intenso de oración. Los peregrinos, provistos con su billete correspondiente, podrán acceder a las puertas de la Plaza a partir de las 14:00 h.

En la Plaza tendrá lugar un momento de animación con cantos y oraciones marianas, durante el cual se iniciará una procesión con Delegaciones de las Congregaciones Nacionales presentes en Italia y de los Santuarios Marianos. Cerrará la procesión el icono de la Salus Populi Romani. A continuación, tendrá lugar la Vigilia de oración con la presencia del Santo Padre.

 

Domingo, 9 de octubre

 

El Jubileo Mariano concluye el domingo, 9 de octubre, con la Solemne Eucaristía presidida por el Santo Padre, en la Plaza de San Pedro, a las 10:30 h. Los peregrinos, provistos con su billete correspondiente, podrán acceder a las puertas de la Plaza a partir de las 7:30 h.

A los sacerdotes que deseen concelebrar se les ruega de seguir las instrucciones que encontrarán en su billete correspondiente.

 

JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA

JUBILEO MARIANO

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Plaza de San Pedro 
Domingo 9 de octubre de 2016

[Multimedia]

 

 

El Evangelio de este domingo nos invita a reconocer con admiración y gratitud los dones de Dios. En el camino que lo lleva a la muerte y a la resurrección, Jesús encuentra a diez leprosos que salen a su encuentro, se paran a lo lejos y expresan a gritos su desgracia ante aquel hombre, en el que su fe ha intuido un posible salvador: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros» (Lc17,13). Están enfermos y buscan a alguien que los cure. Jesús les responde y les indica que vayan a presentarse a los sacerdotes que, según la Ley, tenían la misión de constatar una eventual curación. De este modo, no se limita a hacerles una promesa, sino que pone a prueba su fe. De hecho, en ese momento ninguno de los diez ha sido curado todavía. Recobran la salud mientras van de camino, después de haber obedecido a la palabra de Jesús. Entonces, llenos de alegría, se presentan a los sacerdotes, y luego cada uno se irá por su propio camino, olvidándose del Donador, es decir del Padre, que los ha curado a través de Jesús, su Hijo hecho hombre.

Sólo uno es la excepción: un samaritano, un extranjero que vive en las fronteras del pueblo elegido, casi un pagano. Este hombre no se conforma con haber obtenido la salud a través de su propia fe, sino que hace que su curación sea plena, regresando para manifestar su gratitud por el don recibido, reconociendo que Jesús es el verdadero Sacerdote que, después de haberlo levantado y salvado, puede ponerlo en camino y recibirlo entre sus discípulos.

Qué importante es saber agradecer al Señor, saber alabarlo por todo lo que hace por nosotros. Y así, nos podemos preguntar: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces nos decimos gracias en familia, en la comunidad, en la Iglesia? ¿Cuántas veces damos gracias a quien nos ayuda, a quien está cerca de nosotros, a quien nos acompaña en la vida? Con frecuencia damos todo por descontado. Y lo mismo hacemos también con Dios. Es fácil ir al Señor para pedirle algo, pero regresar a darle las gracias… Por eso Jesús remarca con fuerza la negligencia de los nueve leprosos desagradecidos: «¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» (Lc 17,17-18).

En esta jornada jubilar se nos propone un modelo, más aún, el modelo que debemos contemplar: María, nuestra Madre. Ella, después de haber recibido el anuncio del Ángel, dejó que brotara de su corazón un himno de alabanza y acción de gracias a Dios: «Proclama mi alma la grandeza del Señor…». Pidamos a la Virgen que nos ayude a comprender que todo es don de Dios, y a saber agradecer: entonces, os lo aseguro, nuestra alegría será plena. Sólo quien sabe agradecer experimenta una plena alegría.

Para saber agradecer se necesita también la humildad. En la primera lectura hemos escuchado el episodio singular de Naamán, comandante del ejército del rey de Aram (cf. 2 R 5,14-17). Enfermo de lepra, acepta la sugerencia de una pobre esclava y se encomienda a los cuidados del profeta Eliseo, que para él es un enemigo. Sin embargo, Naamán está dispuesto a humillarse. Y Eliseo no pretende nada de él, sólo le ordena que se sumerja en las aguas del río Jordán. Esa indicación desconcierta a Naamán, más aún, lo decepciona: ¿Pero puede ser realmente Dios uno que pide cosas tan insignificantes? Quisiera irse, pero después acepta bañarse en el Jordán, e inmediatamente se curó.

El corazón de María, más que ningún otro, es un corazón humilde y capaz de acoger los dones de Dios. Y Dios, para hacerse hombre, la eligió precisamente a ella, a una simple joven de Nazaret, que no vivía en los palacios del poder y de la riqueza, que no había hecho obras extraordinarias. Preguntémonos ―nos hará bien― si estamos dispuestos a recibir los dones de Dios o si, por el contrario, preferimos encerrarnos en las seguridades materiales, en las seguridades intelectuales, en las seguridades de nuestros proyectos.

Es significativo que Naamán y el samaritano sean dos extranjeros. Cuántos extranjeros, e incluso personas de otras religiones, nos dan ejemplo de valores que nosotros a veces olvidamos o descuidamos. El que vive a nuestro lado, tal vez despreciado y discriminado por ser extranjero, puede en cambio enseñarnos cómo avanzar por el camino que el Señor quiere. También la Madre de Dios, con su esposo José, experimentó el estar lejos de su tierra. También ella fue extranjera en Egipto durante un largo tiempo, lejos de parientes y amigos. Su fe, sin embargo, fue capaz de superar las dificultades. Aferrémonos fuertemente a esta fe sencilla de la Santa Madre de Dios; pidámosle que nos enseñe a regresar siempre a Jesús y a darle gracias por los innumerables beneficios de su misericordia.

 

 

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Plaza de San Pedro

Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, Ciudad del Vaticano