Iglesias e itinerarios para los peregrinos en Roma

Información útil para la organización del Jubileo - n.2

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Percorsi giubilari - lat

El Jubileo es un tiempo especial que la Iglesia ofrece para la conversión del pueblo de Dios y, por esta razón, se caracteriza de una manera particular por la posibilidad de obtener la indulgencia jubilar. Esta se obtiene por lo general haciendo la peregrinación a una iglesia jubilar, recorrido que culmina atravesando la Puerta Santa (o Puerta de la Misericordia). La peregrinación pretende poner en marcha un movimiento de conversión, un ponerse en camino para entrar en el amor de Dios Padre y llenarse de él, con el fin de llevarlo después consigo a la vida cotidiana.

En la ciudad de Roma se han preparado diferentes itinerarios por donde los peregrinos podrán acercarse a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro o a las otras Puertas Santas e iglesias jubilares de la ciudad.

 

El recorrido hacia la Basílica Vaticana

El recorrido principal, propuesto sobre todo para los que vendrán de lejos para vivir el Jubileo en Roma, será naturalmente el que llega a la Basílica de San Pedro. Entre el Castel Sant'Angelo y la Basílica Vaticana, se establecerá un recorrido reservado por el que los peregrinos recorrerán toda la Vía de la Conciliación para entrar en la plaza de San Pedro y atravesar la Puerta Santa, manteniendo un clima de oración y de recogimiento espiritual. Antes de llegar a esta parte final de la peregrinación, los peregrinos son invitados a entrar en una de las tres iglesias que serán el verdadero punto de partida de este itinerario: San Juan Bautista de los Florentinos, San Salvador en Lauro y  Santa María en Vallicella (o Chiesa Nuova). Situadas justo al otro lado del río Tíber, estas tres iglesias ofrecerán cada día, durante todo el Año Santo, la acogida espiritual a los peregrinos, con sacerdotes disponibles para las confesiones (en varios idiomas) y la adoración eucarística continua. Indicadas también ellas como “jubilares”, estas iglesias constituyen, de hecho, los puntos de partida privilegiados para la peregrinación a la Puerta Santa de San Pedro, porque posibilitan que se llegue con la justa disposición de corazón y de espíritu, es decir, después de haber celebrado el sacramento de la reconciliación y de haber permanecido un tiempo en la contemplación del rostro misericordioso de Dios.

 

Otros itinerarios en Roma

Para todos, pero especialmente para los habitantes de Roma y para los que tienen mayor facilidad para llegar a Roma, se proponen también otros itinerarios que permitan no sólo realizar la peregrinación jubilar, sino también (re-)descubrir otras iglesias vinculadas a la antigua tradición de las peregrinaciones en la ciudad, que encontró en la experiencia de San Felipe Neri (en el siglo XVI) una reactivación significativa, pero que se remonta mucho más atrás en el tiempo, cuando los primeros cristianos de Roma se acercaban a los lugares del martirio de los Apóstoles Pedro y Pablo, y a las catacumbas.

Se trata de cuatro itinerarios urbanos, que se recorren en pleno centro de Roma y convergen todos ellos en el Castel Sant'Angelo, donde tiene inicio el recorrido reservado hasta la Basílica de San Pedro. La Vía Papal (o Via Maior) comienza en la Basílica de San Juan de Letrán, la Catedral de Roma, pasa por el Coliseo, la Cárcel Mamertina (considerada tradicionalmente el lugar de la prisión de los apóstoles Pedro y Pablo), hasta llegar a la Plaza Navona y aquí se divide en dos itinerarios alternativos, que ambos terminan en el Castel Sant'Angelo. El primero hace etapa en Santa María en Vallicella (o Chiesa Nuova) para tener un tiempo para la confesión y la adoración. El segundo, en cambio, hace etapa en la iglesia de San Salvador en Lauro. El tercer itinerario, llamado Vía del Peregrino, siempre comienza en la Basílica Lateranense, pero el recorrido lleva a hacer etapa para la preparación espiritual en la Iglesia de San Juan Bautista de los Florentinos, para terminar siempre en el Castel Sant'Angelo. El cuarto y último itinerario, llamado el Camino Mariano, parte de la Basílica Liberiana (Santa María la Mayor) y, después de haber pasado por otras iglesias dedicadas a la Virgen María, termina en la Plaza Navona, donde se une a la Vía Papal justo antes de que se bifurque en sus dos variantes .